sábado, 20 de diciembre de 2008

Cerebros en la cubeta

Qué mejor época hay que ésta para pensar un poco en las apariencias. Hoy os cuento una hipótesis bastante famosa en ciertos ámbitos, y que seguro os resultará familiar. La historia comienza hace ya mucho, con aquello de la caverna platónica, que sirve de recurso para todo, la vida es sueño y las meditaciones del amigo Descartes. Pero la versión moderna es más sugerente, dando por hecho que todos hemos visto Matrix (con la primera vale) y que la hemos entendido en la medida de nuestras posibilidades, al margen de paranoias de tipo informático a las que, por lo menos yo, no llego. La película tiene, a pesar de lo que se ha dicho, muy poco que ver con Platón, por la sencilla razón de que el "Mundo real" de la película es profundamente asqueroso, peor incluso que el otro, aunque cueste imaginarlo, y lleno de máquinas reencorosas y asesinas. La semejanza radica en que hay un mundo aparente, y en Matrix además se sitúa en la época gloriosa de la humanidad, que curiosamente es más o menos ahora. Esto es lo mejor que hemos podido hacer, somos la metástasis de este organismo que es planeta.
Pero en fin, resulta que el amigo Descartes, dubitativo como él era, se planteó la coherente posibilidad de que el universo estuviese regido por algún tipo de bastardo, al que llamó genio maligno por no pasarse. Los hechos desde luego concuerdan con su hipótesis, pero no iban por ahí los tiros, sino que pensó que quizá ese genio podría hacernos creer que lo que vemos y pensamos es real, que el cielo es azul y dos más dos cuatro, aunque no sea así en realidad. El genio, en definitiva, se divertiría engañándonos a todos, haciéndonos ver y pensar cosas que no existen. Supongo que se habrán inspirado en él los medios de comunicación. En cualquier caso, la idea de Descartes daría también para una película, porque la idea de que nuestras mentes estén dominadas por el mayor mamonazo de la historia es bastante sugerente. Pero hoy gustan más las tecnologías y por eso existe un versión más moderna del argumento:
El cerebro estaría conectado a una serie de electrodos capaces de generar impresiones de todo tipo, como en Matrix, donde los humanos son cultivados y conectados a máquinas que generan la ilusión de vivir en un mundo que sólo es virtual (Aunque curiosamente si te matan allí te mueres de verdad; interacción que no alcanzo a comprender más que como una manera de darle emoción a la peli, porque muy lógico no es). Hilary Putnam y Jonathan Dancy son los autores de esta hipótesis:
Usted no sabe que es un cerebro, suspendido en una cubeta llena de líquido en un laboratorio, y conectada a un computador que lo alimenta con sus experiencias actuales bajo el control de algún ingenioso científico técnico (benévolo o maligno, de acuerdo a su gusto). Puesto que, si usted fuera un cerebro así, asumiendo que el científico es exitoso, nada dentro de sus experiencias podría revelar que usted lo es; ya que sus experiencias son, según la hipótesis, idénticas con las de algo que no es un cerebro en la cubeta. Como usted sólo tiene sus propias experiencias para saberlo, y esas experiencias son las mismas en cualquier situación, nada podría mostrarle cuál de las dos situaciones es la real” (Introduction to Contemporary Epistemology, 10). En efecto, no hay manera de saber si todo lo que vemos, sentimos y pensamos es real, como tampoco el observador de la cubeta puede demostrar que él, a su vez, no es también un cerebro sumergido en otra, o que de alguna manera está siendo engañado para creer que es como cree que es. Por eso, el experimento es magnífico para comprobar lo difuso que es el concepto de realidad, porque acaso no seamos más que una serie de impulsos eléctricos, que muy poco se diferencian de esas máquinas aparentemente inertes (aunque hijas de puta) de Matrix. La realidad y lo objetivo no están al alcance de un individuo, por la sencilla razón de que todo lo del sujeto es subjetivo. Así que lo que yo digo, que el mundo es mi representación y que todo está en mi cabeza cual esquizofrénico.Y supongo que alguna vez todos nos hemos sentido como esre malo de la película, que quiere vivir en la mentira, que sólo quiere disfrutrar sin pensar. E incluso, a veces, a uno le gustaría que todo fuese un sueño del que despertar.

domingo, 14 de diciembre de 2008

Autocorrección

No sin cierta satisfacción por cumplir los plazos y hacer los deberes, me veo obligado a entregarme a la penosa tarea de la corrección, de la autocorreccción. No va a ser la primera vez pero sí la más larga y difícil. En general, es bastante más fácil corregir a los demás, en el hacer y en el decir, porque es un pasatiempo bastante entretenido el hacerle ver a los demás que se equivocan y que además sabemos cómo y por qué se equivocan. Y no se me escandalicen los humildes, porque es reconfortante para la autoestima el sentirse superior en ciertos aspectos haciendo ver el error ajeno. Pero también en el escribir es mucho mejor que otro corrija los errores, precisamente porque nuestro cerebro tiene preparados todos los mecanismos para ocultarnos nuestra propia imbecilidad. Es así, cuando uno es idiota, es imposible que se dé cuenta de que lo es, porque su evolucionada sustancia gris se niega a mostrarle su propia debilidad. Además, no le gusta complicarse la vida y cuando tus ojos te mandan una información, el cerebro se encarga de completarla: que falta una ese, pues él te ayuda a imaginar que esa ese está allí para que sigas adelante sin preocupaciones; que has escrito una palabra dos veces, pues él borra una, que ya bastante tienes con lo que tienes. No hay más realidad que la que tu cerebro procesa, porque al fin y al cabo el mundo es un fenómeno cerebral. Pero esto lo dejo para otro día.
El caso es que uno escribe para que otro lea y entienda, no para uno mismo. Con lo cual nunca puedes estar seguro de que se entiende lo que tú entiendes. Porque leer es interpretar, es fundir lo que te llega del exterior con las etiquetas y los cajones en que se divide tu mente, en los que encajas y clasificas la información. Pero además es todo un mismo proceso, no ves y luego entiendes, piensas y procesas, porque ya proyectas sobre lo externo tus propias categorías. En particular en el mundo del periodismo se emplea mucho la distinción entre opinión, que es lo que uno procesa y piensa, lo subjetivo, y la información, una transcripción inalterada de la realidad, objetiva e independiente. Pero creo que a estas alturas de la película no hay nada objetivo, porque la supuesta información es también interpretación y elección, porque la realidad está dentro de cada cabeza.
La consecuencia de esto es que tu cerebro tampoco quiere ser corregido, no le gusta que le digan que se equivoca y cuando te corrigen un párrafo inmediatamente piensas que el problema es del otro, que no ha entendido. Pero no; la mayoría de las veces no, y tú cerebro y tú lo sabéis muy bien. Y corriges una vez, y otra, y fulanito te lo corrige también, y luego tú otra vez. Y siempre hay cosas que están mal, por aquí y por allá, por más que veintiséis ojos han pasado ya por encima de todas las líneas. Así que al final tu cerebro y tú tenéis que llegar a un acuerdo respecto a hasta dónde estás dispuesto a seguir gastando el tiempo en la misma enriquecedora tarea. Y después de resignarte y dejarlo por imposible, ciego y saturado como estás, al instante aparece de nuevo mi amigo Murphy, porque en cuanto lo imprimas todo, abrirás el libro por una página al azar y encontraras cuatro erratas sin leer un párrafo entero. Está científicamente demostrado. Y ahí te preguntarás: ¿cómo es posible si lo he leído diez veces? Pues porque tu cerebro no quiere enseñarte tus errores cada medio minuto, porque no quiere darte disgustos. Él más listo y se preocupa más por ti, aunque no te lo diga.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

La época más mavillosa del año

Hoy quiero exponerme a la crítica y al insulto, intentando saltarme ligeramente las normas de lo políticamente correcto, porque es algo que me sale de manera mucho más espontánea. Y todo surge a propósito de un fenómeno que habréis percibido: probablemnte por causa del cambio climático, hemos pasado a tener tan sólo tres estaciones: primavera, verano y Navidad. Sí, porque cuando uno tiene que echar mano de la manga larga, a principios de octubre, llega ya la Navidad, esa época del año en la que somos mejores personas, en la que nos invade (hablo por mí) un sentimiento habitual pero ahora exaltado: un asco irrefrenable generado en la boca del estómago y que necesito escupir cada cierto tiempo para no morir envenenado. Nada mejor en época de crisis que subir el precio del autobús y los impuestos, porque el Ayuntamiento está pensando en ti y necesita alegrarte el corazón con unos cuantos millones de euros invertidos en luces con preciosos adornos, hojas de árboles, corazones, y demás ornamentos de moderno diseño. Además, con esto quiere resolverse una duda, que es la de si suena el árbol que cae en la selva cuando no hay nadie para oírlo, pues se quiere saber si se malgasta la electricidad dejando las luces encencidas 24 horas al día, si siguen consumiendo cuando no hay nadie para verlas.
Esta época del año, quizá por el frío que ablanda o paraliza los cerebros, la imbecilidad humana alcanza cotas que no pueden repetirse hasta unos cuantos meses después. Y es que creo que, salvo los centros comerciales, todos deberíamos estar indignados. Yo, obviamente, no celebro la Navidad en la medida en que me es posible, porque otros siempre la celebran por mí y en mi nombre. Como diría mi madre, yo no creo ni en la luz eléctrica, por lo que la religión me queda ya bastante lejana. Y digo esto porque la Navidad es una fiesta religiosa, porque quizá casi nadie lo sabe, o al menos es lo que parece. No, no se celebra el nacimiento de Santa Claus, sino el de Jesucristo, el de Dios hecho hombre. Cada uno es libre de opinar, y para mí ese señor probablemente era un barbudo que curó momentáneamente a un par de epilépticos y al que encumbraron y mataron por ello. Pero quien crea que fue una divinidad que vino para redimir nuestros pecados, pues mi más sincera enhorabuena. No tengo nada que decir al respecto, sólo qué él o ella debería estar bastante más indignado que yo, aunque sé que no es fácil. Y aunque no creo en la historia que se cuenta, en realidad no resulta importante, porque lo valioso nunca es la historia en sí misma, sino más bien lo que se puede extraer y aprender de ella. Y, al margen de creencias, paseos sobre las aguas y resurrecciones, podemos encontrar elementos verdaderamente valiosos, sobre los que la sociedad y sus miembros se empeñan en orinar año tras año. Porque si hay algo que se quiere destacar es la humildad porque el hijo de Dios, que podría haber nacido como un jeque, nació en un miserable pesebre pasando frío. Un ejemplo que habría que conmemorar, pero oye, ya que nació en un pesebre, compra angulas y ponte ciego a langostinos. Eso sí, con luces y adornos, para que sea todo un poco más modesto. Y vístete lo más elegante que puedas, aunque vayas a cenar con gente con la que normalmente cenarías en pijama. La excusa común, igual que lo de casarse por la iglesia, que es por no dar un disgusto a la abuela, es que lo bonito es reunirse con la familia. En mi caso, no conlleva nada diferente a ningún día, por lo que es absolutamente estúpido. Y en el de los demás, os podéis reunir cualquier otro día y no tenéis que poner las chorraditas navideñas de rigor. También estás los niños, donde los haya, porque no se les puede dar el disgusto de sentirse diferentes, así que es mejor hacer el panoli como borregos, como todos los demás.
Porque lo bonito de la humildad y el espíritu navideño son los regalos. Alguien se inventó la memez de los Reyes Magos, que ni eran magos ni tienen nada que ver con la estúpida historia que se cuenta: -"Te traemos oro, incienso y mirra para el niño recién nacido" -"Oh, qué útil, nos vienen fenomenal para tapar los excrementos de la mula y el buey". Hay que hacer regalos porque todo el mundo hace regalos. Patético. ¿por qué no se pueden hacer los regalos cuando a uno le dé la gana? Ah sí, por los magos de oriente y el gordo que se tira por la chimenea. Muy lógico.
Luego hay otras tradiciones hermosas, como la lotería, un invento genial para los que tanto se quejan del capitalismo. En vez de repartir el dinero común o el de los que más tienen, es mejor que juntemos todos un poquito para que se lo lleve uno solo. Muy navideño también, porque ha nacido el señor, así que voy a ver si me retiro y puedo seguir despilfarrando toda mi vida, en una Navidad sin fin. Por supuesto, la lotería más cara y la que reparte premios más bajo es a la que más juega la gente, porque puestos a actuar con coherencia...
Y los mensajes. Qué bonitos!! Esas paridas en cadena que permiten superar la barrera de los 100 millones de mensajes en una semana. Y no es una exageración. La realidad es mucho más patética que la imaginación.
Y por fin, se acaba un año más, se retiran las luces y nos proponemos propósitos ridículos que nadie cumplirá. ¡Feliz año! dicen todos. ¡Feliz entrada y salida de año! Será salida y entrada digo yo. Muy bien, gracias por desearme un buen momento entre las 23,59 del 31 de diciembre y las 0,00 del 1 de enero. Gracias de verdad, porque además eres el número 63 que me lo dice en un cuarto de hora. Me recuerda también toda la gente que me pregunta si voy a cenar solo en Nochebuena. ¡Dios! La gente se echa las manos a la cabeza como si fuera a dormir en la calle. No importa si todas las noches cenas solo, pero el 24 de diciembre no se parece en nada al 16 de myo, porque ha nacido el niño Dios. Y no se puede cenar solo, y mucho menos una tortilla o un bocadillo, aunque sean de polvorones.
Y por último, cuando nuestros buenos sentimientos volcados en billetes de cincuenta terminan, llega la cuesta de Enero. Y entiendo yo que será cuesta arriba. ¿Por qué? Porque hacia arriba y hacia abajo la cuesta es la misma, pero el recorrido distinto. Porque estábamos en lo alto de la cuesta en Diciembre, con los ahorros y la extraordinaria. Pero nos tiramos rodando hasta abajo, porque Dios se ha hecho hombre y ha nacido en un pesebre. En Enero el kilo de uvas no cuesta 35 euros, pero ya no queda mucho que gastar, porque hemos honrado a los magos de oriente. Sobre todo al que llevaba oro.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Innovación

Mañana de papeleo y tarde de papeleo. Exquisito. Uno de esos días en los que te gustaría no haber nacido. Amo los papeles y la burocracia, es fascinante. Inventemos un sistema para que unos trazos de tinta sean la inamovible autoridad, dejando a los seres humanos en un lugar totalmente secundario: porque las personas son malas (pero los papeles los rellenas extreterrestres superdotados). Así, conseguiremos que no importe lo que le gente sepa, haga o deje de hacer, sino lo que un papel dice que sabe, hace o deja de hacer. Por eso el inglés siempre se sabe a nivel conversación y la informática a usuario. Nadie va a dudar de nadie si está escrito en caracteres imborrables. Algún día alcanzaremos ese mundo utópico en el que sean las fotocopias compulsadas y los certificados y sellos lo que realicen las cirugías a nuestros enfermos, eduquen a nuestros hijos e incluso se reproduzcan entre sí creando una raza de documentos superinteligentes. Pero no lo verán mis ojos....
Entre las muchas casillas a rellenar y preguntas a responder con un máximo de trescientas palabras encuentra uno ambigüedades que el propio papel no va a poder resolverte. Uno de los apartados más complicados era uno que me decía: "grado de innovación previsto". Me quedé un poco perplejo y pensé que quizá la innovación es como las temperaturas y las quemaduras, que se miden en grados, con lo que el grado de innovación tres debió ser el que le asignaron a Dios cuando creó de la nada. Aunque quizá alguien pensó que le faltaba la fotocopia compulsada del DNI y le denegaron la ayuda para su creación, así que se la tuvo que costear de su bolsillo y por eso hay seres como Michael Jackson, porque con bajo presupuesto las cosas no pueden salir bien.
Me devanaba los sesos buscándole el sentido a la bonita palabra con dos enes. La innovación será lo que tiene que ver conlo nuevo, o sea que se me pide que saque algo nuevo de algo que es muy viejo. Además, pensaba sobre el pensar, porque aquí conlo único que se trabaja, y yo más que nadie, es con ideas (o Ideas, según se quiera). Y busqué las palabras que me dieran la respuesta, pero me encontré con que el pensamiento es reflexión y especulación. Quiere decirse que la mente es como un espejo, que especula, o sea que refleja lo que tiene en frente. Con un poco de imaginación, incluso combina lo que recibe, pero poco más. Además, en caso como el mío te piden siempre el testimonio de las autoridades, para que la imaginación no se desborde. Porque como decía el email que quizá hayáis leído, copiar a una persona es plagiar, pero copiar a muchas personas es investigar.
Desesperado me he ido al diccionario y me dice que innovar es mudar o alterar algo. Así que y entendí por qué es tan innovadora una espuma de bacalao, porque mudar es lo mismo que mutar. Conclusión: que lo que se me pide son mutaciones. Quizá pueda satisfacer la exigencia. Pero como encima hay que prever la innovación, pues me he inventado lo que se me ha ocurrido, porque total, así son los papeles: hay que presentarlos, pero nadie los va a leer.

lunes, 17 de noviembre de 2008

De nuevo

Después de cuatro añitos, como viene siendo costumbre, el señor Robert Smith y sus secuaces nos ofrecen una nueva entrega de su repertorio musical, aunque sorprendentemente esta vez no están insistiendo en que va a ser la última, como también suele ser parte del ritual. De momento, y a falta de seguir comentando detalles y de ser escuchado un par de cientos de veces más, parece que en general está gustando más que el anterior, aunque aquí cada uno tiene su opinión.
Yo, por mi parte, a pesar de que todavía intento mantener un ligerísimo espíritu crítico, me adapto a lo que se inventen y siempre encuentro cosillas a las que sacarle el jugo, aunque reconozco que el grupo ha tenido momentos mejores y peores. Pero, sinceramente, me da bastante igual. Ahora intento recopilar los conciertos o los extractos de los últimos conciertos para disfrutar también de las nuevas canciones de otra manera, pues a los que nos gustan los cure no nos podemos limitar a los discos de estudio porque nos perderíamos la que quizá es la mejor parte del grupo.
Así que este post es mitad súplica, mitad dedicatoria. Lo primero, si no es mucho pedir, creo que es casi una obligación, porque no hay disco que se precie sin su gira correspondiente, y puestos a sacarnos el dinero a los que no vemos en la obligación moral de acudir a las citas que nos son medianamente posibles (e incluso a alguna más), pues probablemnte esta es la manera de pagar el dinero a gusto. Y ya que estamos pidiendo, pues a ser posible que coincida con el vernao, que siempre es much o más cómodo para todos. Y ahí está la parte de deicatoria, porque si los astros se alineasen y coincidiera un conciertillo por estas tierras de Dios en verano, ya nos las apañaríamos para compartir la experiencia. Y lo digo por mis vecinos internautas: Estatua, Rubén y Charly, que juntos formamos "los cuatro de Santiago", porque si las alegrías compartidas son el doble, pues siendo cuatro ya ni sé. Eso, que a ver si quisiera el cielo que pudiéramos gozar one more time.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Azar



En la acepción primera y para mí normal de la RAE, el azar es una casualidad, un caso fortuito. El otro día he vuelto a hacer una quiniela, aunque todavía no he pagado los 50 céntimos a los que he confiado la laberación de este estado de pobreza en que me encuentro. Cuando estaba en el instituto, me gustaba aquella parte de las matemáticas que estudiaba las probabilidades de los distintos sucesos, sobre todo aquellos que tenían que ver con cartasm dados, loterías y ese tipo de cosas, porque también ayuda a que te des cuenta de la escasa diferencia que hay entre apostar con un billete de cinco euros y sonarte los mocos con él o usarlo para limpiar los cristales. Cuando tengo una probabilidad entre catorce millones, aunque sean cincuenta céntimos, no me suele parecer una buena inversión. Pero en fin, he jugado en un boleto compartido, que muy probablemente será reciclado mañana por la mañana. Aunque hoy no me arrepiento porque tengo que buscar la suerte como sea.
Ahora mismo, creo firmemente en la reencarnación, convencido como estoy de que en otra vida descuarticé personas, le robaba el dinero a los mendigos y me burlaba de los niños y los ancianos, porque ahora estoy pagando el castigo de mis vidas anteriores. Para la próxima espero ser un árbol como David el gnomo, que es una vida más tranquila, y sin sistema nervioso el estrés no es el mismo.
El caso es que el otro día un brasileño me preguntó qué quería decir una frase como "no es por azar que...", porque creía que en su país el azar era algo distinto. Decía no haber oído lo de "mala o buena suerte": allí simplemente hay suerte o azar. Así que, más aún de lo que yo creía, mi vida se encuentra dominada por el azar, incluso sin apostar. Y estoy esperando algún suceso que le dé la vuelta a esta desidia, porque empiezo a pensar, visto que además tengo la capacidad de contagiar este destino, que no es que haya mirado a un tuerto, es que soy yo el tuerto y encima me he mirado en el espejo.
Pero bueno, estoy tranquilo y no quiero decir todo esto muy alto, porque cuando crees que nada puede ir peor, algo te sorprende. Ese compendio de sabiduría que es la ley de Murphy está siempre en mi cabeza y recuerdo aquella frase que te recordaba que el azar nunca descansa: no hay un límite para que las cosas vayan mal.

viernes, 31 de octubre de 2008

Despedida

Pues sí, llegó la hora de volver. Y como en realidad no tengo nada especial que contar, mejor dejo unas fotillos, porque siempre he llevado la cámara en el bolsillo, por lo que pudiera pasar. Aparte de la biblioteca, como veréis, he tenido tiempo para recorrer las calles, visitar algunos museos y recorrer los magníficos parques de la ciudad. Sin duda, de las cosas que más me ha gustado, porque en una ciudad en la que hay tantísima gente, tanto ruido y tantos edificios, se agredece mucho encontrar un parquecito cada tres pasos, todos tan verdes y cuidado y con tantos árboles diferentes. En fin, supongo que algún día volveré y recordaré todos estos días y todos estos luagres, que de alguna manera han formado parte de mi día a día.







sábado, 25 de octubre de 2008

Oda a la red

Ahora mismo estoy estudiando, entre una variedad de cosas, que siempre es como a mí me gusta, una variedad que da vueltas en torno a lo mismo, un tema que obviamente me resulta muy interesante. Muy básicamente consiste en lo siguiente: hubo un momento de la historia occidental en que se produjo un cambio completamente decisivo para la humanidad y sus individuos, que fue la aparición de la escritura. ¿Cómo era el mundo antes de eso? Pues, en cierto modo, es difícil de comprobar, porque las palabras, como sabemos, se las lleva el viento. Por eso tuvo que inventarse un método para conservar las viejas historias y las tradiciones, que eran lo único que podía generar el sentimiento de pertenencia a un pueblo o una comunidad más o menos amplia. Y así, la poesía no nació como algo ornamental, ni siquiera como un simple entretenimiento, sino como una necesidad de conservar el pasado en la memoria colectiva. ¿Y por qué? Pues por la misma razón por la que nosotros mismos podemos recordar estupendamente una canción oyéndola muy pocas veces y olvidamos cosas que hemos leído mil. Las rimas y los acompañamientos musicales no eran otra cosa que herramientas mnemotécnicas, igual que hoy los apuntes de los muchachos se llenan de colorines fluorescentes que dejan al alumno al borde del ataque epiléptico, como los Pokemon. Pero, chorradas al margen, sabéis a lo que me refiero. Y por todo eso, los versos siempre se acompañaban de música de flauta o de lira, y generalmente también de algún tipo de danza. Todo aquello era la “música”, porque sólo las Musas, pensaban, pueden hacer que alguien recuerde 26000 versos, cuando en realidad era su asombroso ingenio el culpable.
Sin embargo, se inventó una manera de fijar todo aquello que no era más que un sonido efímero. Y con ello, fue posible distanciarse de lo que uno decía y de lo que llenaba su memoria, haciendo más fácil el pensamiento abstracto. Por eso, hay quien piensa que nunca el hombre experimentó una revolución semejante a causa de un “simple” cambio en la tecnología de la comunicación. Un nuevo medio de comunicación supuso nuevas formas de pensar y de interactuar, de relacionarse con el pensamiento y con los otros. Y es que, según algunos, el medio es el mensaje.
Ahora estamos en un proceso semejante, en el que ha aparecido una tecnología revolucionaria que os sonará porque se llama Internet. Mucho más allá de los cambios provocados por la aparición de la imprenta, la radio o la televisión, Internet ha cambiado nuestra forma de relacionarnos con el entorno, con la información y con los otros, y progresivamente irá modelando, en cierto sentido, nuestra forma de aprender, de pensar y actuar. En aquel momento se pasó de conservar las historias del pasado remoto en la memoria colectiva a la acumulación del saber en libros y documentos. Ahora, en cambio, basta un clic para acceder a cantidades de información que no cabrían ni en todas las bibliotecas del mundo, dejando al margen la comparación entre esa cantidad y la que se puede almacenar en un cerebro humano. Es una herramienta que nos permite mayor interactuación que cualquier otro medio, en el que no entra en juego sólo lo visual, o lo auditivo, sino que, como se dice ahora, nos adentra en un ámbito “multimedia”.
Una revolución que se recordará y estudiará dentro de cientos e incluso miles de años, como momento decisivo en la evolución de la comunicación entre seres humanos y de la civilización como tal.
Pero lo que quiero hacer hoy es simplemente expresar mi gratitud hacia aquellos que crearon y configuraron este invento tan maravilloso, este pozo sin fondo que me permite acceder a lo que quiero y me interesa y comunicarme con quien quiero desde cualquier lugar. Es verdad que la red es en su mayoría un almacén de pornografía, lugar favorito de pederastas y estafadores de diversas clases, una herramienta capaz de eliminar toda privacidad, cuya supuesta democratización puede convertirse en una colonización cultural, incluso con cierta capacidad de control por parte de algunas empresas, entre las cuales no quiero mentar a la que sutenta este blog; un medio que en muchos casos suprime el enriquecedor contacto directo entre seres humanos y que a todos nos hace parecer sabios con sólo cortar y pegar un artículo de la wikipedia, amén de una inmensa cantidad de problemas jurídicos irresolubles actualmente y un largo etcétera casi tan infinito como la propia red. Pero también es cierto que existen libros que están hechos de mierda de 24 quilates, que las palabras sirven para engañar, para insultar, dañar y esclavizar, y no por eso vamos a dejar de enseñar a leer y escribir a los niños. Cuando apareció la escritura, hubo alguien que quiso advertir de todos sus peligros, que llamó la atención sobre el problema que suponía el hecho de que ya no existiese la necesidad de aprender y recordar, puesto que un papiro o un pergamino podían hacerlo por nosotros. Sin embargo, nos lo dijo por escrito, pues siempre hay una manera buena y adecuada de hacer uso de una herramienta tan útil como ésta, por peligrosa que sea. Comparaciones odiosas al margen, yo mismo aprovecho este “espacio” o “ente virtual” o lo que sea, para invitar a una reflexión sobre la capacidad de imbecilización de un medio que hoy, tal como nos lo muestran los anuncios de mi querida compañía telefónica nacional, resulta casi indispensable para que nuestros jóvenes amplíen sus conocimientos y accedan a la información, a toda, de una manera rápida y directa.
Pero hoy sólo quiero dar las gracias a quienes inventaron esta ventana al mundo, que me permite estar cerca estando lejos.

lunes, 20 de octubre de 2008

Canaletto

Aprovechando la coyuntura, me he dedicado a hacer visitas a distintos museos, porque aquí hay bastante donde elegir. Y no sabía muy bien cómo hacer las entradas, así que en vez de una muy largas haré un par, porque en ésta quiero poner unas imágenes que me han llamado muchísimo la atención.
El viernes por la tarde estuve en la National Gallery, en Trafalgar Square.

Está bien, pero nada espectacular. Algún Van Gogh , Cezanne e incluso un Velázquez, que es la joya del museo, pero en general son cosas poco conocidas. Por supuesto está bien, pero nada comparado, por ejemplo con otros museos de pintura, como los de Madrid. Pero la sala que más me llamó la atención fue la dedicada a Canaletto. Nada más entrar, u no sabe perfectamente lo que está viendo, porque todas las imágenes son de la misma ciudad. Todo el mundo la conoce y cuando uno ha estado reconoce los lugares concretos porque desde que la pintara allá por el siglo XVIII no parece que haya cambiado demasiado.


Tiene su gracia que este pintor se llamase Giovanni Antonio Canal, y le pusieran el sobrenombre de Canaletto. Cuando llegué a casa por la noche, busqué cosillas ahora que tengo Internet y me llevé una sorpresa muy curiosa. Guardé las imágenes que habéis visto y descubrí que por extañas circunstancias, este pintor tuvo que marchar a Londres desde 1746 a 1755, época en la que, siguiendo con su estilo, se dedica a pintar paisajes callejeros y, por supuesto, el río y su actividad. Por lo que he leído, dicen los entendidos que estas obras pierden la calidad y fluidez de su primera época, pero yo que no tengo ni idea, simplemente he podido comprobar lo diferente que era todo esto por aquel entonces. Espero que os gusten las imágenes tanto como a mí




martes, 7 de octubre de 2008

Un día cualquiera

Me levanto. Es temprano. Mucho más de lo que me sugiere mi propio cuerpo, que a estas horas normalmente no responde a ningún tipo de estímulo. Pero el entorno me lo pone fácil. Supongo que no existe una palabra para designar la persiana, porque cuando no existe el objeto es difícil crear una palabra que, aunque tenga sentido, carezca de referencia. Entran los rayos de sol, que yo creía era fuente de luz y de calor, aunque empiezo a dudar lo segundo. Aquí esa enorme bola de fuego funciona como bombilla pero no como estufa.
Café soluble y leche en un minúsculo tarrito de plástico. No es muy bueno pero podría ser peor. Camino hasta la estación de metro. Poco tiempo, una o dos paradas, depende de dónde vaya. Salgo y cruzo el parque. Podría no hacerlo pero lo hago por si veo alguna ardilla. De hecho, lo hago porque siempre veo ardillas, se acercan a ti, no tienen vergüenza.


Entro en el edificio. Subo por las escaleras y, al llegar, dejo mis cosas en la taquilla y cojo el ordenador. Uso el carnet para entrar y tanto la señora como la chica de la biblioteca me ven, me saludan y sonríen. Obviamente, se acuerdan de mí. No sé si les caigo bien o les hago gracia, pero no me importa porque me gusta que sean tan amables conmigo.
Mis tripas rugen y salgo a comer. Intento probar cosas nuevas y entrar cada día en un sitio diferente, siempre dentro de mis estrictas limitaciones económicas. Si me apetece tomo el té y levanto el dedo meñique para que todo el mundo vea que estoy perfectamente integrado en su mundillo. A veces me rebelo contra el mundo y pido un café.


Vuelvo a la biblioteca otro rato hasta que me canso. Entonces, quedo con mi amiga si tiene tiempo, y si no me voy de paseo. Camino y camino buscando algún sitio interesante, o algún rincón en el que sacar una buena foto. Oscurece pronto y, si todo va normal, llueve. Así funciona esto, los días tienen una variedad infinita de tonos, entre el gris y el negro y el negro y el gris, abarcando todo ese espectro. A ratos es desagradable, pero por lo menos aquí no saben lo que es el viento del norte.
Después de mucho caminar, vuelvo a mi habitación, andando si estoy cerca o en el metro si el viento me ha llevado lejos. Enciendo un rato la tele, tan mala como en cualquier lugar del mundo. Me canso rápido y enredo un rato con el ordenador. El día ha sido largo. Disfruto un rato de la sensación de calor en la cama y por fin cierro los ojos.
Y hasta mañana


Lo traía escrito de casa. Disculpen ustedes pero no tengo tiempo para pasar por sus respectivos hogares virtuales. A partir del día 15 creo que volveré a estar comunicado. Un saludo a todos

martes, 30 de septiembre de 2008

La lengua de Shakespeare

Pues supongo que su lengua fue descompuesta hace tiempo por los simpáticos gusanos, pero su esencia pervive, aunque yo todavía no soy capaz de apreciarla en todo su esplendor. Por eso necesito unas lecciones como la del vídeo. En la lengua de Cervantes todo es diferente: ¡qué expresividad! ¡Que riqueza de vocabulario! ¡Qué facilidad para el insulto! No quiero dar ejemplos porque todos los conocemos, pero con qué precisión podemos atacar donde más duele, y también mentar a la madre, que siempre se lleva lo peor como si tuviera la culpa de todo, a la familia, a los difuntos y a todo lo que se te ocurra y resulte profundamente hiriente. Que no se pierda. Aunque con el buen uso que le damos creo que no habrá problema.
Pero en fin, como tengo que practicar, me he buscado unas clases que van directamente a lo importante y no el "how are you?" y el "what's your name?" porque luego eso no lo usas. Con esto supongo que tendré suficiente.




No sé si estaré desaparecido mucho tiempo, pero que os vaya bonito a todos.

viernes, 26 de septiembre de 2008

En Praga

Tanto me gustó la primera vez que tuve que volver a Praga, esta vez con más tiempo y calma para visitar todo lo que quería. Me encantan sus múltiples puentes y en eso me recuerda a Budapest. Pero para mí tiene un encanto mucho mayor. En la primera secuencia os dejo unas imágenes del reloj astronómico, en funcionamiento desde el siglo XV, reclamo de turistas y cámaras de fotos japonesas cada vez que dan las horas e inserto en una de las parades del ayuntamiento de la ciudad vieja, que fue construido entre los siglos XIV y XV.



En la siguiente se puede ver la susodicha plaza de la ciudad vieja, con una arquitectura que a mí me parece espectaculary diferente a cualquier otra que haya visto. Toda la parte antigua data del siglo XIV y casi todo se le debe a Carlos IV, que da nombre también al más famoso puente de la ciudad



El otro lado de la ciudad resulta igual de interesante. Debajo podéis ver una imagen de la catedral, interesante y distinta desde todos los ángulos. Pero lo más interesante, al menos para mí, son sus enormes zonas verdes y el barrio de Malá Straná, que significa ciudad pequeña, algo lógico si os fijáis en una de las fotos del barrio donde vivió Kafka algunos años.




Pero en fin, cuando vas con más calma puedes apreciar también otro tipo de cosas, las calles, los pequeños rincones, la presencia de lo moderno en una ciudad que destaca por su pasado, especialmente para el turista de cámara en mano como yo. La comida, la gente, su idioma del infierno... Ya sé que el presupuesto no está para excesos, pero es un lugar más que recomendable

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Meme-ces

Vengo del blog de al lado; no iba a hacer el meme todavía pero me he visto en la obligación, después de ver una bonita imagen que nos ha ofrecido.

1)¿Sos feliz?

A ratos, pero no me quejo.

2)¿Qué haces los domingos?

Lo mismo que cualquier otro día. Nada, vamos.

3)¿Cuál es el poema que más te ha impactado en tu vida?

La verdad es que soy bastante más de prosa, pero puestos a elegir, las coplas de Jorge Manrique.

4)¿A qué renunciarías por amor?

No lo sé, a lo que me pidan. Tampoco tengo mucho a lo que renunciar así que no hay problema.

5)¿Qué locura hiciste por amor?

Muchas y muy innombrables algunas. ¿Pero primero te enamoras y luego haces locuras, o es al revés? Es más bien todo al mismo tiempo, el amor es una locura, dijo alguien alguna vez, una manía que se dice en griego, una locura divina, una enfermedad que impide el raciocinio y la moderación. Pero vamos, más en concreto, por ejemplo, irme a una obra de teatro y estar a punto de saltar al escenario y después irme con semi desconocidos a tirar guisantes por la ventana. Esto lo entenderá quien lo tenga que entender

6)¿Qué es lo que más te gusta de vos?

Qué asquete de pregunta, con perdón. Lo que más me gusta son mi culo y mis tetas... qué se responde aquí. Lo que más me gusta es que soy sincero, responsable, muy amigo de mis amigos... venga por favor, si soy un mamonazo, basta de topicazos, que ya aburren. Pero para demostrar que lo que sí tengo es sentido del humor, como mi vecina, y además pretensiones políticas, aquí está la campaña electoral que me facilitó el amigo Matías


7)¿Cómo te sientes en la ciudad donde vives?

Profundamente apestado. Aparte de que no se puede vivir toda la vida en el mismo sitio, creo yo.

8)¿Qué te faltó hacer en esta vida que llevas?

¿Pero me estoy muriendo ya? Joder, qué manera de decir las cosas. Se dice"qué te falta por hacer". Además dice "en esta vida que llevas..." como queriendo insinuar algo en plan: dada la vida de arrastrao que llevas y pronto acabará, qué te falta por hacer. Yo qué sé, me faltó tener pelas por un tubo, eso me habría hecho ilusión.

9)¿De qué signo del zodiaco sos y qué es lo que más te gusta de ser de ese signo?

No, thanks. Me parece la apología más ridícula de la ignorancia y la superstición que alguien te diga cómo es tu carácter o lo que te va a ocurrir en función del mes o el intervalo del año en el que naciste. Sencillamente absurdo, si fuera por mí lo prohibiría.

10)¿Qué cosas de cuando eras chico, y que se perdieron hoy, te gustaría que vuelvan?

¡Las canicas que me robaron!! Yo no tenía la culpa de ser tan malo. Echo de menos la tranquilidad de no preocuparte por nada y mis raciones diarias de dibujos animados.

11)¿Cuál es el ultimo trabajo que has realizado?

No sé lo que en mi caso se entiende por trabajo, pero lo último que he acabado ha sido un artículo sobre la relación y la influencia de Platón en Schopenhauer. Telita de Sabadell

Y como no me va mucho el tema de pasar la cadenas y ya he visto a quién se lo han mandado por ahí, pues al que le apetecezca que lo haga y si no pues tampoco pasa nada, que muera aquí y así soy el último eslabón.

sábado, 20 de septiembre de 2008

Mezclad

Me estoy aburriendo un poco y estaba dando una vuelta por los blogs vecinos como de costumbre. He pasado por el de Liz, Historias en un ático, quien estaba muy indignada y con razón a causa de una bochornosa versión de Celine Dion de una canción de AC/DC. Claro, le he dejado un comentario diciendo que el problema es que hay cosas que no se pueden mezclar (independientemente de la opinión que te merezca Celine Dion, que es un tema en el que no quiero entrar). Y de repente, me han venido a la cabeza varias combinaciones estúpidas, como Bertín Osborne versiona Guns 'n Roses o la Oreja de Van Gogh a Rammstein. Y es que hay cosas que no pegan, cosas tan absurdas como si a Bisbal le diera por versionar a Marilyn Manson: déjalo tío que no te pega. Incluso me he imaginado al mismísimo Bertín presentando su mítico programa: esa puerta que se abre expulsando toneladas de humo blanco y dejando entrever una silueta y él diciendo: "esta noche Marta Sánchez se convierte en..... la cantante de Linkin Park" (bieeeeeeeennnnn y todo el mundo aplaudiendo).
Y es curioso, porque sé que si estuvieran aquí determinadas personas se les habrían ocurrido una retaíla interminable de chorradas semejantes. Puede que incluso surja alguna cuando lo lean. Pero igual que contaba al inicio de este blog que cierto día nos dio por empezar a decir palabras que no existían durante largas y delirantes horas, una conversación que hemos repetido muchas veces tiene que ver con el maravilloso mundo de las mezclas, no musicales sino culinarias en este caso. Y al igual que la primera, cuando uno lo recuerda, empieza siempre: farrupio, cornúpeta, estrómpeta (sí ya se que cornúpeta existe, pero no lo sabíamos), pues la susodicha conversación comienza siempre diciendo: chorizo con nocilla, buñuelos de mostaza, pizza de polvorones. Sí, ¿qué pasa? Un buen polvorón, que como diría el butanero es la cosa más refrescante que hay en este mundo, de limón o de canela, con el tomate y el queso fundido....uhhhhmmm, espero que nadie lea esto con hambre porque no podrá contenerse. Luego imaginamos sabores para flashes o chupa-chups: de sardina, de sobrasada... A vosotros, ignorantes de la vida, todo esto os parecerá una tontería y pensaréis, ¿cómo le vas a echar mermelada de fresa a una paella o carne picada a unas natillas? Hay que tener más visión hombre, una perspectiva más amplia. Monto un restarante y cobro 300 euros por cada marranada de estas, ¡y me forro!
En fin, este ha sido mi consejo de hoy: atreveos, mezclad todo, eso es lo bonito. Hay que probar y echarle imaginación. Y si sabe a mierda pues que se lo coma otro, que lo que no mata engorda.
Escribiendo esto me ha venido otra chorrada a la mente, así que aquí la tenéis. Cualquiera puede ser un mago de la cocina o de la canción, por eso hay que atreverse a compartir las imbecilidades, porque algún día encontraréis a alguien a quien le parezca genial, y si tiene dinero, pues sangradle que no le dolerá tanto.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Casera asquerosa: suicídate

Como decía ayer un amiguete, hay cosas y situaciones que generan tal estado de ira que a uno le salen las bolitas de rabia en el cuello como a Homer, para evitar que estalle el cuerpo entero. Pues esa es justo la situación en la que me encuentro ahora mismo. Y necesito desahogarme de alguna manera, porque me veo sometido a un nivel de estrés poco habitual para mí, acostumbrado a que el momento de máxima tensión sea cuando no encuentro el mando de la tele.
Os pongo en situación, porque esto no va sobre gaseosa en mal estado: digamos que en dos semanas me marcho de viaje al extranjero para pasar un mes. Estoy buscando piso por Internet y hace unos días que he encontrado uno muy bueno, en principio una habitación para compartir, a un precio que vamos a llamar razonable, y en una zona que me viene muy bien.
-Total, que email para abajo email para arriba, quedamos en que yo dejase la mensualidad y la fianza en depósito para recogerlo allí y dárselo en mano.
-Pero cuando lo hago, de repente surge un problema con su abogado, porque para una mierda de mes que me voy lo quere hacer todo muy legal, para que no nos llevemos a confusión.
-Su abogado le ha dicho que es muy poco dinero y que debería pedir más del doble de lo que me habia dicho en un principio.
-Le contesto, y por supuesto le digo que eso no era lo que yo creía ni lo que habia visto, porque si ese hubiera sido el precio desde el principio, a mí no me habría interesado, porque yo sí tengo pensado seguir viviendo y necesito dinero para poder hacerlo.
-Y como todo esto va en lengua extranjera, que digamos que no domino demasiado, ella me vuelve a contestar y me dice: "No, no, no me has entendido. Lo que mi abogado necesita es comprobar que tú tienes liquidez y que todo está en orden y no me voy a retrasar en los pagos y esas cosas".
-Aquí ya mi nivel de ira se va incrementando progresivamente hasta acercarme a la necesida de golpear algo. Respondo, con la mayor educación que puedo y le digo: "pero subnormala, si ya está en deposito el dinero y te lo voy a dar en cuanto nos veamos, siendo sólo un mes, ¿cómo me voy a retrasar?. Retraso aquí sólo hay uno y yo sé bien cuál es.
-Y ella: "no, es que mi abogado me ha dado razones, y dice que hay que estar seguro de que tienes solvencia..."
-Mire señora, o chica, o fronteriza, si tengo el dinero que te tengo que dar, a ti te puede importar muy poco si me paso un mes sin comer o si tengo que caminar todos los días descalzo por la calle. No es un alquiler de un año, así que no creo que tenga que enseñar mi dinero para que tú lo veas. Hablas con tu abogado y le cuentas la película, pero esto me parece absurdo.
-Cuando se lo he dicho siete veces y ve que no estoy dispuesto, me ha mandado hace un rato un email y me dice que claro, que como las otras habitaciones no están ocupadas, pues ese dinero sería por estar solo en el piso, pero bueno, que si puede ser deje el dinero también en depósito y cuando lo recoja allí pues ya hablaremos y lo solucionaremos, pero que allí es normal pagar un dinero extra por llegar a un acuerdo.
-Y ahora estoy aquí, pendiente de escribir con serias dudas sobre mi mensaje. Lo que me viene a la mente es: hijadeputa, a ti te ha dicho tu mierda de abogado que puedes sacar más dinero y me estás vacilando y contándome cada vez una milonga diferente para ver si me sacas más pelas. Eres una sucia que, por supuesto, se aprovecha de la distancia y de la confianza de la gente que no tiene otra manera de encontrar alojamiento. Así que creo que me voy a poner a traducir todo esto para hacerle ver lo bien que me parece todo. Lo suavizaré un poco porque tampoco gano nada insultando a la gente, pero ya que estoy aquí no quiero perder la ocasión de clamar a los cuatro vientos que tienes un jetómetro de aquí a Japón y que de mí ya no te ríes más. Siempre suele haber problemillas con los caseros o inquilinos, pero la verdad es que esto no me había pasado nunca.
Por tu extraordinario comportamiento, deseo pedirte que pongas fin a tu existencia por medio de una ingesta indiscriminada de deliciosos mejillones en escabeche hasta que te ahogues en tu propia baba avinagrada: suicídate, please.

domingo, 14 de septiembre de 2008

En Roma

Le estoy cogiendo el gustillo a esto de las entradas que consisten básicamente en imágenes, porque las mías suelen tener demasiadas letras y a veces no apetece leer tanto.
Por eso, hoy voy a subir unas fotos que hizo mi hermano el año pasado, porque yo las veces que he ido no tenía cámara digital y no es lo mismo. Sé que es una pregunta difícil pero, ya que algunos comentaréis, me gustaría que me contaseis cuál es la ciudad que más os ha gustado o impresionado. Está claro que todo es cuestión de las circunstancias en las que estuvisteis o de las expectativas que llevabais por lo que os habían contado. Me pica la curiosidad, y además así me dais ideas para buscar imágenes y para futuras entradas porque yo, como el amigo Rubén, soy muy aficionado a los fondos de escritorio y a renovarlos habitualmente.
No sabría decir si es la que más, pero una de las que más me impresionó fue Roma. Hay gente que prefiere París, Venecia o Londres, pero estaremos de acuerdo en que Roma es diferente a todo lo demás. Y me gusta sobre todo porque es un lugar en el que se han ido acumulando y conservando diferentes etapas, especialmente la del Imperio y el Renacimiento. Es como esos troncos seccionados de los árboles, en los que se puedes comprobar el paso de los años y los siglos. En fin, espero que os gusten las imágenes y me deis vuestras opiniones para futuras entregas.





jueves, 11 de septiembre de 2008

El anillo de poder

Hoy la entrada es larga, no asustarse que lo que viene no lo he escrito yo. Tiene ya algunos años y parece que el señor Tolkien lo había leído, como buen aficionado a los mitos, y le sirvió de inspiración para algunas cosillas. Pero bueno, espero que sirva para reflexionar un poco sobre por qué hacemos lo que hacemos y qué es lo que queremos y debemos hacer. En fin, creo que es lo suficientemente claro como para no tener que explicar nada.

Para darnos mejor cuenta de cómo los buenos lo son contra su voluntad, porque no pueden ser malos, bastará con imaginar que hacemos lo siguiente: demos a todos, justos a injustos, licencia para hacer lo que se les antoje y después sigámosles para ver adónde llevan a cada cual sus apetitos. Entonces sorprenderemos en flagrante al justo recorriendo los mismos caminos que el injusto, impulsado por el interés propio, finalidad que todo ser está dispuesto por naturaleza a perseguir como un bien, aunque la ley desvíe por fuerza esta tendencia y la encamine al respeto de la igualdad. Esta licencia de que yo hablo podrían llegar a gozarla, mejor que de ningún otro modo, si se les dotase de un poder como el que cuentan tuvo en tiempos el antepasado del lidio Giges. Dicen que era un pastor que estaba al servicio del entonces rey de Lidia. Sobrevino una vez un gran temporal y terremoto; abrióse la tierra y apareció una grieta en el mismo lugar en que él apacentaba. Asombrado ante el espectáculo, descendió por la hendidura y vio allí, entre otras muchas maravillas que la fábula relata, un caballo de bronce, hueco, con portañuelas, por una de las cuales se agachó a mirar y vio que dentro había un cadáver, de talla al parecer más que humana, que no llevaba sobre sí más que una sortija de oro en la mano; quitósela el pastor y salióse. Cuando, según costumbre, se reunieron los pastores con el fin de informar al rey, como todos los meses, acerca de los ganados, acudió también él con su sortija en el dedo. Estando, pues,
sentado entre los demás, dio la casualidad de que volviera la sortija, dejando el engaste de cara a la palma de la mano; a inmediatamente cesaron de verle quienes le rodeaban y con gran sorpresa suya, comenzaron a hablar de él como de una persona ausente. Tocó nuevamente el anillo, volvió hacia fuera el engaste y una vez vuelto tornó a ser visible. Al darse cuenta de ello, repitió el intento para comprobar si efectivamente tenía la joya aquel poder, y otra vez ocurrió lo mismo: al volver hacia dentro el engaste, desaparecía su dueño, y cuando lo volvía hacia fuera, le veían de nuevo. Hecha ya esta observación, procuró al punto formar parte de los enviados que habían de informar al rey; llegó a Palacio, sedujo a su esposa, atacó y mató con su ayuda al soberano y se apoderó del reino. Pues bien, si hubiera dos sortijas como aquélla de las cuales llevase una puesta el justo y otra el injusto, es opinión común que no habría persona de convicciones tan firmes como para perseverar en la justicia y abstenerse en absoluto de tocar lo de los demás, cuando nada le impedía dirigirse al mercado y tomar de allí sin miedo alguno cuanto quisiera, entrar en las casas ajenas y fornicar con quien se le antojara, matar o libertar personas a su arbitrio, obrar, en fin, como un dios rodeado de mortales. En nada diferirían, pues, los comportamientos del uno y del otro, que seguirían exactamente el mismo camino. Pues bien, he ahí lo que podría considerarse una buena demostración de que nadie es justo de grado, sino por fuerza y hallándose persuadido de que la justicia no es buena para él personalmente; puesto que, en cuanto uno cree que va a poder cometer una injusticia, la comete. Y esto porque todo hombre cree que resulta mucho más ventajosa personalmente la injusticia que la justicia. «Y tiene razón al creerlo así», dirá el defensor de la teoría que expongo. Es más: si hubiese quien, estando dotado de semejante talismán, se negara a cometer jamás injusticia y a poner mano en los bienes ajenos, le tendrían, observando su conducta, por el ser más miserable y estúpido del mundo; aunque no por ello dejarían de ensalzarle en sus conversaciones, ocultándose así mutuamente sus sentimientos por temor de ser cada cual objeto de alguna injusticia.