jueves, 28 de mayo de 2009

Sublime

Recurro a mi abandonado blog porque estoy solo en esta dulce resacosa mañana y necesito un lugar en el que expresar parte de mi euforia y compartir así el disfrute con algunos que pasan por aquí y que ayer gozaron tanto como yo. Hablo de fútbol, obviamente. Estoy con Vdi en que es una chorrada y que mi vida no va a cambiar sustancialmente porque un equipo gane o pierda. Pero cualquier motivo, por estúpido que sea, es bueno para llevarse una alegría y para disfrutar aunque sea de algo sin importancia. Estuve a punto de escribir ayer y de festejar aquí el partido con anticipo, porque aunque he de reconocer que se me habría quedado una cara de gilipollas desomunal si hubiésemos perdido, este año no hay nada de lo que quejarse sino todo lo contrario. Porque hay maneras de jugar, de ganar y de perder, y ninguna mejor que ésta. Y aunque se trate siempre de ganar, este equipo ha elegido un método en el que parece que la única vía para hacerlo es jugar rápido, llevar el balón por el suelo y atacar sin miedo para que la gente se lo pase bien ese rato en el que se olvida de todo y se dedica a animar a personas que no conoce y no le conocen.
Ayer, como todo el año, se dio todo bien. Todo el día estuve hablando del partido, de lo que podía pasar, de quién iba a jugar y de lo rápido que se pasa todo después de tanto pensar en ello. Pero es que, además de lo que disfrute de ello las horas previas en compañía, el partido se dio perfecto. Por una vez empezamos ganando, y a partir de ahí todo tenía que ser mucho más fácil. Y en la segunda parte, más allá de los nervios habituales, nos dedicamos a celebrarlo por anticipado, porque es de estas veces que sabes que vas a ganar, que es la temporada perfecta y que cuando Iniesta y Xavi tienen el balón pueden estar pasándoselo el día entero, sin que aparezca el guapo cachitas que sonríe para las fotos y se cree que caga por encima del culo. Ya lo he dicho más veces pero, aparte de que Messi me parece Maradona pero sin payasadas ni farlopa, y que Samuel volvió a cerrar la boca a todos los que hemos llegado a dudar de él porque a veces se va la pinza, lo de esos dos magos bajitos es paranormal. Claro, nunca van a ganar el balón de oro. Iniesta tiene ese aspecto insano tan característico, y tengo un amigo que a Xavi le llama Tristón porque parece que tiene siempre cara de pena. No son altos, no son fuertes, no son rápidos, no son agresivos, y ni llaman la atención ni lo pretenden. Lo único que hacen es tocar bien el balón y con eso les basta y les sobra. Y lo hacen tan bonito y tan sencillo que para mí son los mejores que he visto nunca.
Y otro amigo decía ayer: ¿y ahora qué? La verdad es que tiene su miga la pregunta, porque no es fácil encontrar otra vez ilusión cuando has conseguido lo que querías y no puedes hacerlo mejor de lo que lo has hecho. Pero en fin, creo que el ser humano es por naturaleza insaciable e insatisfecho, que cuando colma una deseo hace nacer inmediatamente otro. Así que el año que viene, a intentar repetirlo. Además, siempre nos quedará el recuerdo que, como la expectación de ayer, muchas veces se disfruta más que el propio momento.

domingo, 10 de mayo de 2009

Agujeros y horizontes

De pequeño, de entre las múltiples tonterías que decíamos, había un especie de acertijo: ¿Qué cosa es, que cuanto más le quitas más grande es? Te quedabas pensando, porque no tenía sentido. Y te decían, un agujero. Y pensabas, es verdad, qué gracia. Pero era mentira, porque al agujero no puedes quitarle nada, porque el agujero no es. Es, pero es un no ser, una ausencia. En consecuencia, no podías quitarle nada a él mismo, sino a aquello que lo rodeaba, haciendo así más grande la ausencia. Pero es una ausencia que parece estar presente, es algo que está sin estar.
Y ya cuando el agujero es negro la ausencia se concentra básicamente en mi cerebro, porque las palabras rebotan en él sin que pueda asimilar nada. Pero yo me pregunto si este nombre está bien puesto, porque un agujero negro es, y es más que cualquier otra cosa. Es una concentración de masa tan brutal que posee una fuerza gravitatoria capaz de engullir galaxias enteras. Vamos, que es todo menos un agujero, es una presencia a la que nada se le resiste. Lo que tiene en común con el agujero es que su presencia se define por sus límites. Según leo, el horizonte de sucesos separa el agujero negro del resto del universo, y es la superficie límite del espacio a partir de la cual ninguna partícula puede escapar, incluida la luz. Así que un agujero no será, pero negro es seguro.
Pero no lo llamemos horizonte, llamémoslo límite o frontera, porque el horizonte también es algo que no es, pero no por ausencia sino por apariencia. El diccionario define horizonte como límite visual de la superficie terrestre, donde parecen juntarse cielo y tierra. Es decir, que lo que llamamos horizonte es una apariencia, un efecto óptico al que daríamos crédito si siguiéramos eso tan sobrevalorado que llamamos sentido común y que, como todo lo común, suele ser útil, pero bastante estúpido. Sin embargo, también como casi siempre, la apariencia es más placentera que la realidad, sobre todo cuando el sol parece parece pasar del cielo a la tierra o al mar, que lo engulle cual agujero negro sumiéndonos en la oscuridad.

domingo, 3 de mayo de 2009

Subidón

No puedo por menos que dejar un vídeo y unas palabras después de lo acontecido ayer. No quiero hacer sangre ni mofarme de nadie porque ése posiblemente es el estilo de otros, yo sólo quiero regodearme en mi propio gozo.
Tengo un amigo que siempre dice una frase muy curiosa: "hay que ser cabrón". Y lo dice porque en esta vida casi siempre ganan (y no hablo de fútbol) los tramposos, los que peor se portan; la mayoría de los millonarios son analfabetos sin escrúpulos y la mayoría de los trabajos de nivel se consiguen empleando los métodos más sucios. Igual es un poco exagerado, pero tan inmunda es esta existencia que los castigos y recompensas se han reservado siempre para una vida venidera porque se sabe de buena tinta que de ésta no podemos esperar mucha ,justicia.


Y aunque el fútbol sea cosa de poca importancia en comparación con todo esto, la mayor satisfacción de ayer no fue la de callar las bocas de tanto prepotente sin motivos para serlo (que también), ni los goles, ni la liga. En realidad, los futbolistas y entredanor no han dicho nada fuera de tono, que de eso ya se encargan los folclóricos periodistas de este país de pandereta. Lo mejor fue que por fin se hizo un poco de justicia y ganó el mejor y el que más lo merecía. Y además, de qué manera. Por fin el que juega al ataque, el más técnico, el que tiene mejores intenciones y mejores jugadores ha obtenido el premio merecido. Lo de Iniesta, Xavi y Messi es definitivamente de otro planeta, Henry se va acordando de cómo se jugaba a esto y Piqué se marcó un partidazo de antología. Y olé por Guardiola, que además de que las féminas nos recuerden siempre lo bien que le queda la corbata, y el chándal, y el jersey de rombos y el cardigan, no ha renunciado a nada y ha planteado el partido como siempre, a jugar, a tocar rápido el balón y a masacrar la portería contraria.
En fin, que si hay algún culé leyendo esto, pues espero que haya gozado tanto como yo éste año, y que no acabe aquí. A ver si hay suerte y el miércoles se vuelven a poner las cosas en su sitio.