sábado, 30 de agosto de 2008

Mendigando por Europa

Hablaba el otro día de lo miserable que suele ser la gente rica. No de sabor, sino la gente que tiene pasta por un tubo, que está forrada, vaya. Y yo, desde muy pequeño, he tenido una ilusión en la vida: hay niños que quieren ser astronautas, otros médicos... yo siempre he querido tener dinero, ser asquerosamente rico como para no tener que preocuparme de otra cosa que pensar cómo gastarme ese pastizal. Así que me convertí en un miserable, porque pensaba que había gente que se había enriquecido a base de racanear; pero no funcionó. Es como la ley de Murphy: si te enciendes un cigarro, llegará en ese momento el autobús para que lo tengas que tirar; pero si tienes prisa y quieres que llegue, aunque te enciendas un cigarro para ver si te lo chafa no funcionará. El caso es que el gastar dinero, que debería ser motivo de disfrute, es para mí un sufrimiento comparable con un dolor de muelas.
¿A qué viene todo esto? Pues a que hace un par de días estuve escaneando unas fotos de mi segundo Inter Rail que me dejó una amiga. Y recuerdo esos días como los más cansados de mi vida, y en los que racaneé hasta tal punto que creo que me gasté menos dinero que si me hubiera quedado en mi casa. Hay que decir que mis planes rateros fueron secundados por los compañeros de cuadrilla y la cosa llegó a tal extremo que nos lavábamos en las fuentes públicas, dormíamos y comíamos en los trenes, aunque también frecuentábamos los aeropuertos, que tienen asientos cómodos y son incluso seguros en comparación con las estaciones de tren, que son habitadas por cada especimen que no quiero ni contar. Por supuesto, cuando te pasas caminando con el mochilón a cuestas desde las 7 de la mañana, hora en la que llega el tren, hasta las once de la noche, hora en la que sale otro que te va a servir para dormir durante toda la noche, necesitas una dieta equilibrada, a base de bocadillos de una lata de atún si encuentras pan o, en su defecto, unas rodajas de chorizo o salchichón al vacío con un paquetito de crackers.
En estos viajes siempre ocurren muchas cosas inesperadas, te puede tocar dormir en el pasillo de un tren, porque en Italia están cortitos con el inglés y no entienden qué significa overbooking, o que veas unas parejitas robando a la gente en los compartimentos de los vagones (os recomiendo no visitar Marsella) y un largo e interminable etc. A mí, en concreto, lo más destacable que me sucedió fue que me robaron en un tren unas zapatillas malolientes del número 48, en las que por una casualidad de Dios había guardado mi primer teléfono movil, lo cual, a parte de maldecir y pronunciar todos los tacos del idioma castellano e incluso a inventar alguno, me obligó a terminar el viaje a bordo de unas hermosas chanclas.
Pero no todo fueron cosas malas, obviamente, porque nos recorrimos media Europa y, como los planes nunca salen como uno tenía previsto, estuvimos en sitios en los que nunca pensé que estaría mi cuerpo humano. Otro día ya pondré más cosillas, porque he escaneado fotos para aburrir.

Berna (Suiza)


Gdansk (Polonia)



Cracovia (Polonia)

Praga (República Checa)


Berlín (Alemania)


Budapest (Hungría)

miércoles, 27 de agosto de 2008

Menú del día

Cuando las personas no están bien, se dedican a hablar de las cosas más absurdas que se pasan por su inferior mente. Aparte de la archiconocida sobre lo que harías si de repente te cayeran del cielo veinte millones de euros o cosa por el estilo, también está el cuestionario sobre por cuánto dinero te comerías tal cosa; y por supuesto aquella duda existencial acerca de quién ganaría en una lucha cuerpo a cuerpo entre un oso y un gorila: que si depende del oso y del gorila, si es un espalda plateada o no, que si el gorila es mucho más ágil, que si el oso como lo enganche le mete una toña que lo viste de torero... En fin, esas cosas que todos nos hemos preguntado y sobre las que hemos discutido largos rato.
Pues resulta que el otro día, a propósito del vídeo que si os apetece vais a ver, nos preguntábamos cuál es la cantidad del pasta que cabe en un estómago humano. Y ya no digo en cuanto a la saciedad, sino a lo que cabe físicamente, porque yo no tengo ni idea, pero he visto una fuente con medio kilo de pasta y creo sinceramente que no me lo comería ni aunque llevase una semana sin comer. Es verdad que una persona puede quemar muchísimas calorías, pero aún así el sistema digestivo de las personas tiene unos límites bien definidos que no deben sobrepasarse. Y lo digo porque he ido alguna vez a un restaurante con buffet libre y me he tenido que pasar sentado un par de horas temiendo por mi vida. Hay que amortizar, aunque duela.

domingo, 24 de agosto de 2008

Paraguas colgantes

Acabo de pasar por el blog de Klimtbalan y estaba a punto de dejar un comentario a propósito de una ilustración que ha puesto. Al verla he recordado inmediatamente una foto que hice este verano en una calle de Alicante; por supuesto no tengo ni idea de cuál. Y ya que últimamente estoy falto de ganas y de ocurrencias, pues he decidido dejar por aquí la imagen y hacer una de esas entradas tan visuales. Trataba de buscar la manera de describir la calle y el efecto tan curioso de las sombrillas de colores colgando y me acordaba de eso de que una imagen vale más que mil palabras, que es una de esas frases como los refranes y los patéticos horóscopos (no digo los patéticos dentro de la clase "horóscopos" sino que todos los horóscopos me parecen patéticos). El caso es que es una de esas cosas que se puede aplicar al 50% de las situaciones, sobre todo en los refranes, que por cada uno que afirme una cosa hay tres que dicen justo lo contrario, de ahí que siempre haya alguno apropiado para la situación. Pero bueno, en este caso la imagen vale más que todas las palabras que pueda ofrecer, así que mejor me callo o dejo de escribir o lo que sea.

De propina, otra foto alicantina, creo que es un parking o algo así, que recrea como veis el mítico juego que ahora no recuerdo cómo se llama, pero que consiste en matar las navecitas antes de que te caiga encima una de las cacas que tiran.
Si alguien está interesado, se ve hasta el número del "se vende". No seáis mala gente y se os ocurra llamar para vacilar, que me denuncia.

lunes, 18 de agosto de 2008

Alquiler de barcos

Ya es hora de lavarle un poco la cara al blog. Es que estoy adicto perdido a la tele y lo más que miro en Internet es alguna página para saber a qué hora ponen lo que quiero ver. Y la verdad es que uno conoce en los juegos olímpicos otras culturas y otros deportistas: ahora mismo estaba viendo a Eduardo Mingas, ayer a Andrés Chocho, y hace unos días al que más me gustó de todos, un chino anfitrión: Li Xiao. Parecen coñas de Gomaespuma o algo así.
Pero aparte de presentaros a este noble gente, como no tengo otro asunto en la cabeza, quiero discutir el temita de la vela de ayer, que fue el único día en que dimos un poco la talla, porque algunos como los señores del baloncesto me están decepcionando de mala manera, aunque esto todavía no se ha acabado. Lo del tenis lo dejo aparte, porque Nadal es un extraterrestre que por suerte se nacionalizó español. Y Gervasio, claro, que es un tío que me encanta y que si no llega a ser por el chino (y porque el chino era chino y los jueces jueces) se hubiera llevado su tercer oro, que no es cosa que consiga cualquiera. Si alguien lo vio, es una de esas cosas que dan cosa. El pobre brasileño, que lo estaba haciendo genial, se tropezó y se quedó sin nada. Y Gervasio decía que nunca había estado tan nervioso, llevas cuatro años entrenando y pensando en una sola cosa y de repente te dicen: "prepárate que sales en treinta segundos". Tanto esfuerzo y tanto tiempo para jugártelo todo en sesenta segundos, o en menos. ¡Qué dura es la vida del deportista no multimillonario!
Pero, a lo que iba: diréis, ¿y qué es eso de la vela? Pues aparte de ser un deporte que debe ser tan entretenido de practicar como incompresible para ver, ayer se convirtió en una extraña práctica de préstamos, con su leasing y su renting. Resulta que ayer se disputaron las regatas con un viento brutal que volcó casi todas las pequeñas embarcaiones, entre ellas la de los españoles que se jagaban la medalla. Y unos señores daneses, que iban primeros, se llevaron tal golpe que partieron el mástil nada más salir. Cualquier otro se hubiera echado las manos a la cabeza viendo con desesperación, cual Carlos Sainz, que se ha quedado sin barquito y que se le ha escapado una oportunidad única. Pero no sólo en el sur tiene la gente imaginación, sino que hay nórdicos con ocurrencias geniales. Estando al lado del lugar de salida pensaron: vamos a acercarnos al barco de los croatas, que ya les han eliminado y a lo mejor nos dejan dar una vuelta ya que nosotros hemos naufragado de mala manera. Y oye, los croatas son de esta gente que se fía de los demás y les dijeron: cuidado no nos lo vayáis a romper, que tenemos que volver con él a casa. Y los daneses cumplieron su promesa y cruzaron la meta con el barco intacto; eso sí, con la bandera de Croacia bien desplegada, como buenos daneses que son. Los españoles no entendían nada cuando vieron a lo lejos al barco que había sido eliminado el día anterior, y menos todavía cuando les dijeron que eran los daneses que les habían quitado la medalla de oro con un barco prestado. Como es lógico, presentaron una reclamación, que se ha debatido durnate largas horas, porque obviamente no hay ninguna legislación clara al respecto, dado que es una coyuntura cuya posibilidad nadie nunca se había planteado. Al final a los jueces les ha parecido estupendo, porque consideran que los daneses no han obtenido ninguna ventaja con el préstamo. Claro, ninguna ventaja, salvo la de poder competir después de quedarte sin tu único barco y con una bandera que, salvo por el rojo y el blanco, no tiene nada que ver con la tuya.

sábado, 9 de agosto de 2008

Arte con cerillas

En realidad es mucho más que eso, pero lo de las cerillas me ha llamado especialmente la atención. El otro día, viendo como siempre "Saber y ganar", hicieron una pregunta sobre un señor que es premio nacional de fotografía del año 2000 y que se llama Chema Madoz. Vimos unas cuantas y a Estatua le dio por buscar en imágenes de Google. Yo soy muy poco receptivo para este tipo de cosas y generalmente no me despiertan la más mínima curiosidad, pero esta vez me ha encantado el estilo de este señor. Por supuesto, no tengo ni idea de fotografía, pero creo que no hace mucha falta para entender lo fundamental y para apreciar la gracia y la originalidad de este autor. Se trata de objetos cotidianos fuera de contexto, o de cosas que sugieren lo que en realidad no son. Con algunas incluso me he reído. Y el título de la entrada lo he puesto porque algunas fotos con cerillas me han parecido geniales: es increíble lo que se puede conseguir con imaginación, aunque se trabaje con objetos y situaciones tan simples. Pero supongo que estamos de acuerdo en que la genialidad está en la mente del artista y no en el precio ni en los megapíxeles de la cámara. Ahí os dejo un collage con lo que he encontrado y me ha gustado.


Algunas es recomendable verlas en grande, así que mirad el álbum si os interesa y dadle a presentación de diapositivas. A ver si aprendo a hacer más cosillas con el Picasa.


Chema Madoz

jueves, 7 de agosto de 2008

Espíritu olímpico


Después de este vídeo chorras, que me hace bastante gracia, me pregunto qué sentido tiene lo de la antorcha, que siempre me ha parecido una parida descomunal. Vale que es una cosa simbólica, pero aún así nunca le he encontrado la gracia. Y si se apaga como en el vídeo, ya no es el mismo fuego ¿o qué? La gente está a diez mil kilómetros de la sede de los juegos y ven embobados cómo alguien pasea la antorcha y están flipando como si nunca hubieran visto fuego. No lo entiendo. ¡Es una porquería encendida con gas, no tiene ninguna gracia!
Al margen de esto, por fin comienzan los juegos, el deporte, porque a mí lo de las ceremonias y las parafernalias me parece una pérdida de tiempo y de dinero. Cuestión de gustos. Con premeditación y alevosía me he hecho con un sofá cama que ya tiene su almohada para poder tragarme todo lo habido y por haber. Por eso, estoy ya imbuído por eso que se llama "espíritu olímpico". Dejando de lado lo de espíritu, la expresión es como ese rollo de deportívidad tan típico del que pierde: lo importante es participar, yo ya estoy contento de haber llegado hasta aquí y etc. Me gusta especialmente lo de los diplomas olímpicos, que se otorgan a los puesto del cuarto al octavo, que premian a los que han estado a punto de ganar algo y se han ido para casa igual que venían.
Tema aparte es el del boicot, la contaminación pekinesa (que también tiene narices que los habitantes tengan nombre de perro feo), y del pisoteo de derechos humanos sobre el que se puede informar todo el que quiera.
La estrella de los juegos es, probablemente, el atletismo, que junto con la natción y el ciclismo, forman parte de ese grupo de deportes sin pelota que se prestan por ello a la drogadicción. Es cierto que todo tiene su técnica y todo se tiene que entrenar, pero sigo diciendo que montar en bici y correr sabemos todos, y cuando hay una pelota o balón de por medio entra en juego la habilidad, y creo que de momento no hay droga que te permita ganar a Federer o meter cinco tripes seguidos. Y, recordando aquel extraño monólogo, hay que decir que es sospechoso que el ciclista más famoso se llame Perico, y que de vez en cuando se te acerque uno por la calle y te diga eso de: "psss... ¿Quieres una bici?" El ciclismo es el rock and roll de hoy, y no entiendo por qué a unos yonkis los detienen y a otros les cortan las calles para que se paseen. Y ya de los de halterofilia casi mejor no digo nada.
Pero tampoco me quiero sobrar. Bueno, un poco sí pero no mucho. En el fondo me da pena, porque hay gente que es un poco lerda y cede ante las presiones y los entrenadores sucios. Y me da más pena la gente que lo confiesa, como Marion Jones, y encima se come luego la mierda más grande cuando van todas igual de puestas que ella. Y hay que recononcer que gente que entre ocho horas todos los días por un módico precio merece bastante respeto.
Dentro del espíritu olímpico no puedo perder la ocasión de mencionar a mi amigo Ronaldinho, esa sombra disfrazada de futbolista. Porque aparte del negocio que van a hacer los after de Pekín, me molesta especialmente la gente que, por una alarmante falta de facultades, se arroja a la piscina cada vez que siente el roce del viento en su resacoso cuerpo. ¡Por lo menos drógate, pídele algo a los ciclistas y a lo mejor das menos pena!
Ya está, me apetecía cebarme un poco porque soy mala persona y no tengo espíritu olímpico, yo sólo quiero que ganen los que me gustan y si lo que quieren es particpar que se queden en casa viendo la tele. En realidad me encantan porque soy un consumidor de deportes sin medida y con los juegos, como mucha gente, veo cosas que no vería en ninguna otra circunstancia, porque igual me sorprendo a las cinco de la mañana viendo doma y esgrima y eso muy normal no es. Pero también hay cosas que nunca veo, como el voleibol, el hockey hierba o la gimnasia, que me parecen muy entretenidos y lo disfruto. Aunque reconozco que tengo especial interés en el tenis y en el baloncesto. A ver qué tal se nos da la conquista de medallas, esperemos que bien. Así que nada, que ustedes lo disfruten a pesar de los horarios. A los que sean frikis deportivos como yo, les espera una buena maratón.

martes, 5 de agosto de 2008

Siouxsie

Después de tiempo destendiendo el blog, no quiero perder ahora la oportunidad de escribir y adjuntar algo sobre música. A estas alturas de la función, creo que ya he visto todo lo que esperaba ver en directo, e incluso algunas cosas que ni siquiera esperaba poder ver, como es el caso que ahora me ocupa. Y aunque este post está dedicado a ella y solamente a ella, tengo que hablar un poco de su anterior grupo, donde se dio a conocer, pero, más que nada, os cuento cómo la conocí yo.
Todo comienza a finales de los setenta y tiene que ver con el punk y el post-punk y todas esas etiquetas que nunca entenderé. Entró en contacto, por decirlo de alguna manera, con los Sex Pistols, y parece que a partir de ahí y con ciertas influencias que desconozco, Susan Dallion cambió su nombre real por el de Siouxsie Sioux y fundó junto a tres señores "Siouxsie and the Banshees". Por lo que he podido investigar, y como me había indicado el amigo Mati, las banshees, que significa mujeres de las colinas, eran una especie de hadas con untrabajo más deprimente que un conductor de metro: eran las encargadas de anunciar a los irlandeses la muerte de alguien cercano.
En realidad todo esto son curiosidades que me importan bastante poco. Lo que quería contar es que descubrí este grupo porque me enteré de que Robert Smith (sí, ése que salió en South Park y Muchachada Nui), había colaborado con ellos, tocando la guitarra, porque habían tenido problemas con el anterior y no encontraban a nadie que les convenciese. The Cure eran teloneros de Siousxie and the banshees y ahí se estableció un vínculo que me llevó a Benicassim hace unos días. Hace unos ocho años me encontré un recopilatorio en una tienda de discos y desde entonces fui consiguiendo todo lo que pude (hasta que nació la mula y ya pues fue más fácil). Recomiendo especialmente el Nocturne, un directo del 83 con Robert a la guitarra y que creo que está casi entero en Youtube.
El último disco de los Banshees salió en el 95, y como ya tenemos una edad, pensé que sería imposible disfrutar de la magia del directo. Pero resulta que a Siouxsie le dio por inicar su tardía carrera en solitario, a pesar de lo cual sigue tocando los temas "clásicos" en los conciertos, cosa que yo agradezco en el alma, aunque su disco nuevo tiene sus cosillas interesantes.

Por supuesto, tenía mi expectación y esperaba que me gustase el concierto, pero no tanto. Me encantó la música, el señor bajista, las canciones de los Banshees.... pero sobre todo me gustó ella, bailando de aquí para allá, practicando su español e interactuando con el público cuanto le fue posible, a pesar de la distancia que separaba la valla del escenario, que era considerable. Pero como parece que ya no tiene mucho público, estuvimos muy cerca de ella en uno de los conciertos en los que más he disfrutado. No han salido tan bien como en otros conciertos, pero guardo algunas buenas fotos y vídeos para el recuerdo. En fin, este tipo de sensaciones son difíciles de expresar, así que le dedico estas palabrillas a Estatua, que seguro que me entiende bien, y le dejo el concierto por aquí puesto, para que lo escuche cuando le apetezca (algún día conseguiré descargarlo como Dios manda). Ojalá le dé por volver a una sala para tocar ella solita sin las limitaciones de un festival. Si lo hace, allí estaremos.