martes, 22 de diciembre de 2009

Lotería

¿Escribiría todo esto si me hubiese tocado hoy la lotería? En realidad, si me toca semejante pastizal es probable que no volviese a escribir en mi vida, que es cosa de pobres usar esta anticuada tecnología. Era complicado porque no jugué, sólo tenía una participación de participación, pero para lo que me iba a tocar estoy mejor así.
Y por ir como siempre como los salmones, tengo que decir que no me gusta la lotería. Y no es por los castrati de San Ildefonso ni por la brasa de hoy en los telediarios (que parece que no hay más noticias que ver a mamaos restregándonos su millonada por las narices). Lo digo porque no me parece bien el concepto de "lotería del Estado". Ya he comentado alguna vez que lo opuesto al comunismo no es el capitalismo, es la lotería: en lugar de repartir el dinero entre todos, vamos a poner todos un poquito para que se lo lleve uno solo. Ya sé que la mayoría no juega por el dinero, que es por la ilusión de pensar que algún día no pasaría nada si nos limpiásemos el hojaldre con un billete de 50. Quién no ha tenido esa conversación en la que se imagina su coche pagado, la hipoteca resuelta... y ya puestos, los viajes, el yate y el centenar de esclavos haciendo todo aquello que nunca quisimos hacer. El dinero no da la felicidad, dicen; y para qué quiero felicidad si tengo dinero!!
Pues bien, lo que digo es que me parece triste que una sociedad, un Estado que (se supone) pretende, con su sistema educativo y sus mútiples instituciones, convertirnos en gentes de bien, que seamos capaces de conseguir y realizar adecuadamente un trabajo y que respetemos al resto de seres humanos y las leyes que pretenden precisamente esto, sea el que al mismo tiempo nos llena la cabeza con la aspiración de poder jubilar a nuestros nietos y construir una familia o simplemente una vida sin dar un palo al agua o si acaso hacerlo por pura diversión, por no seguir aburriéndonos contando billetes, sin otro mérito ni esfuerzo que el de la coincidencia de los números de una bolita y de un papel que por un misterioso azar tenemos en la mano. Mi pregunta es por qué un Estado premia de semejante forma algo que carece de cualquier tipo de mérito, esfuerzo o cualquier otro de esos valores con los que habitualmente se le llena la boca a nuestra amada clase política. Dios me libre de empalagar a nadie afirmando que lo importante son los sentimientos y las personas y no el dinero. No. Para eso os ponéis una peli de esa estalactita llamada Walt Disney y os enseñará que la belleza está en el interior y que Simba tiene que gobernar sobre toda la naturaleza porque es el puto rey león, y los demás a callar y punto.
Pero mis aspiraciones no son tan elevadas; sólo quiero llamar la atención sobre el hecho de que los propios Estados nos hagan soñar con una vida que no merecemos y lo asqueroso que es tener que ir a trabajar el lunes por la mañana para vivir como un miserable, que ni juntando lo que habría ganado en doce vidas tendría la cuarta parte de aquél que contaba con el inigualable e indiscutible mérito de tener el 42 de complementario o haberle puesto una x al Córdoba-Las Palmas.
Y ya que estamos, quiero acabar con un hermoso juego de palabras.
¿Qué es Pluto? Pues, primero, el nombre latino del dios (y planeta enano) al que llamamos Plutón, divinidad del inframundo que se corresponde con el griego Hades. Es también el infrachucho creado por la citada estalactita, que parece empeñado en hacer méritos para ser sacrificado. En tercer lugar, es el dios griego de la riqueza, personificación de la abundancia (del vocablo "ploutos") y que da nombre, por último, a una obra de Aristófanes que os recomiendo, quien sabía criticar y oferecer moralejas más inteligentes y menos ñoñas que cualquier productor de Holywood, y cuyo contenido me quedo con ganas de resumir. Al menos contaré que Pluto fue cegado por Zeus para que repartiera la riqueza sin miramientos y al final resultó que el dinero se distribuyó de manera aleatoria, sin relación alguna con el mérito o la virtud.

4 comentarios:

Liz dijo...

así que la culpa es de Zeus...

este año tampoco salimos de pobres con la lotería, no? habría sido todo un milagro, no compré ninguna!

Felices fiestas!

Anónimo dijo...

“Paco, enciende ya la tele
que va a empezar el sorteo”.
(A ver si tenemos suerte
y te mando poco lejos)”.

“Aquí tengo los billetes
que compramos en Febrero
cuando fuimos a Albacete
a ver a tu primo Pedro”

“¡Calla! que ruedan los bombos.
Mira que niña más linda
ésta de San Ildefonso.
¡Ay, que cara más bonita”…

Dos o tres horas después
han salido ya los premios
y Francisco y su mujer
tienen el rostro más serio.

“Mira que lacia la niña”

“¡Anda que no eres malaje!”

“Una pedrea, chiquilla.
¡Cántamela, por tu madre!”

“Ya no compro lotería
que siempre toca a los mismos”

“Y ahora a aguantar todo el día
a los tontos nuevos ricos
celebrando con Champán
y pegando muchos gritos…”

¡Apaga la tele ya
y vete a comprar el ‘Niño’!”.

Johnny Mannes dijo...

Estimado Retrack:
Una vez mas tu commentario me ha sembrado de nuevas e interesantes dudas que a contnuación te expongo.
1ºLas personas ebrias que salen celebrando que les ha tocao el gordo,¿no estarian mamaos de antes?.Es mas, no habra entre ellos alguno que no les haya tocado ni la terminación.
2ºSi pluto es un infra-perro, que narices es Goofy.
3ºY mas importante.¿es posible limpiarse el hojaldre con un billete de 50 si cortarse ni hacerse ningun tipo de lesión?
Sin mas, me despido esperanzado en que puedas resolver mis dudas.
Un abrazo.

Retrack dijo...

Estimado sr. Manes:
Agradezco su interés y me dispongo a resolver sus comprensibles dudas.
1º Esto es España. Tenga por seguro que la gran mayoría de los mamaos ni siquiera jugaron a la lotería, pero como había champán gratis....
2º Goofy no entra ni en la categoría de los seres. Es la representación de algo que pide la eutanasia a gritos.
3º Los de 50 son grandes y no hay problema, pero por experiencia te recomiendo que no los intentes con los de 5 ni con las monedas de euro.
Confío en que las respuestas hayan sido satisfactorias.
Un saludo y gracias a los visitantes de este extraño lugar