Me viene a la mente ese momento chanante en el que presentan a Joseph Ringo quien, con su atuendo vaquero, señala con inteligencia: "Me llamo Miguel Ángel Restrepeda, pero Joseph Ringo suena mejor". Y es que, cuando llega la edad adulta, todos deberíamos tener el derecho de denominarnos como queramos, sin tener que sufrir eternamente el capricho de que nuestros progenitores tuvieran a bien llamarnos Perfecto, Sinforosa o Kevincostner de Jesús. Desconozco que lleva a alguien a llamar a una criatura Dolores, Angustias o Soledad y supongo que será el no pensar lo que significa. Pero si una monja cualquiera tiene el capricho de llamarse "Hermana Presentación" y Razinger Z se convierte de repente en Benedicto (craso error porque molaba más su nombre original), ¿por qué no van a tener derecho a cambiar su nombre quienes no estén a gusto con él?
Ya el verano pasado comenté mi asombro por la paradójica presencia de un deportista conocido como Li Xiao. Pero en los últimos meses estoy escuchando cosas que me desagradan, razón por la que quiero lanzar un llamamiento a un personaje. Se trata de un futbolista de la selección brasileña de fútbol que me impide oncentrarme en las imágenes que veo cada vez que se le nombra. Sí, se llama Elano. No sé nada de portugués, pero espero que en su país no tengan que escuchar cosas como: "Elano recoge el balón" "¡Qué gran jugada de-Elano" o "atención a la falta que va a lanzar Elano" (¿dónde lo va a lanzar, por Dios?!!). Este hombre no debería consentir que su nombre sea lo mismo que ojete. Porque además parece una persona normal, no como Ben Affleck y familia, aquí presentes. Y puede que a él no le moleste, pero los demás no tenemos por qué aguantar comentarios como "ahí arranca Elano".
Lo comenté en una ocasión y llegamos a la conclusión de que sólo podría ser peor apellidarse Porculo, con lo jocoso que resultaría asociado a nombre como Tomás, o algunos femeninos más curiosos como Encarnación o Asunción (dejando ya al margen nombres que son sustantivos abstractos como Amor o Alegría y los ya mencionados Dolores y semejantes).
En cualquier caso, el poner nombres puede ser una tarea complicada y, en algunos casos, debería estar penada y ser motivo de cárcel. No puedo dejar de recordar al gran Rodolfo Mondolfo. Con ese apellido, papá y mamá, ¿tan difícil era haberle llamado José Carlos? Si coincide que te apellidas Verdugo de Dios es pura mala suerte, pero lo de los nombres es cosa de padres resentidos con mala idea o un excesivo sentido del humor.
P.D. Un saludo para Fele y Mamen
Señoras y Señores. Antropomorfísmo
Hace 4 horas
1 comentario:
Me rondan por la mente dos apellidos más o menos comunes en San Vicente...
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