Hablaba el otro día de lo miserable que suele ser la gente rica. No de sabor, sino la gente que tiene pasta por un tubo, que está forrada, vaya. Y yo, desde muy pequeño, he tenido una ilusión en la vida: hay niños que quieren ser astronautas, otros médicos... yo siempre he querido tener dinero, ser asquerosamente rico como para no tener que preocuparme de otra cosa que pensar cómo gastarme ese pastizal. Así que me convertí en un miserable, porque pensaba que había gente que se había enriquecido a base de racanear; pero no funcionó. Es como la ley de Murphy: si te enciendes un cigarro, llegará en ese momento el autobús para que lo tengas que tirar; pero si tienes prisa y quieres que llegue, aunque te enciendas un cigarro para ver si te lo chafa no funcionará. El caso es que el gastar dinero, que debería ser motivo de disfrute, es para mí un sufrimiento comparable con un dolor de muelas.
¿A qué viene todo esto? Pues a que hace un par de días estuve escaneando unas fotos de mi segundo Inter Rail que me dejó una amiga. Y recuerdo esos días como los más cansados de mi vida, y en los que racaneé hasta tal punto que creo que me gasté menos dinero que si me hubiera quedado en mi casa. Hay que decir que mis planes rateros fueron secundados por los compañeros de cuadrilla y la cosa llegó a tal extremo que nos lavábamos en las fuentes públicas, dormíamos y comíamos en los trenes, aunque también frecuentábamos los aeropuertos, que tienen asientos cómodos y son incluso seguros en comparación con las estaciones de tren, que son habitadas por cada especimen que no quiero ni contar. Por supuesto, cuando te pasas caminando con el mochilón a cuestas desde las 7 de la mañana, hora en la que llega el tren, hasta las once de la noche, hora en la que sale otro que te va a servir para dormir durante toda la noche, necesitas una dieta equilibrada, a base de bocadillos de una lata de atún si encuentras pan o, en su defecto, unas rodajas de chorizo o salchichón al vacío con un paquetito de crackers.
En estos viajes siempre ocurren muchas cosas inesperadas, te puede tocar dormir en el pasillo de un tren, porque en Italia están cortitos con el inglés y no entienden qué significa overbooking, o que veas unas parejitas robando a la gente en los compartimentos de los vagones (os recomiendo no visitar Marsella) y un largo e interminable etc. A mí, en concreto, lo más destacable que me sucedió fue que me robaron en un tren unas zapatillas malolientes del número 48, en las que por una casualidad de Dios había guardado mi primer teléfono movil, lo cual, a parte de maldecir y pronunciar todos los tacos del idioma castellano e incluso a inventar alguno, me obligó a terminar el viaje a bordo de unas hermosas chanclas.
Pero no todo fueron cosas malas, obviamente, porque nos recorrimos media Europa y, como los planes nunca salen como uno tenía previsto, estuvimos en sitios en los que nunca pensé que estaría mi cuerpo humano. Otro día ya pondré más cosillas, porque he escaneado fotos para aburrir.
Berna (Suiza)
Gdansk (Polonia)
Cracovia (Polonia)
Praga (República Checa)
Berlín (Alemania)
Budapest (Hungría)
Señoras y Señores. Antropomorfísmo
Hace 3 días
13 comentarios:
Lo más sorprendente me ha parecido ... ¿ calzás un 48 ???? Y yo que creía que tenía el pie grande ... ¿ cuánto mides ? :)
Un abrazo y diviertete (aunque tengas que gastarte algo de pasta ;)
no me había percatado del detalle hasta que no lo ha nombrado Moises, un 48???? joer, el chorizo también tendría que ser grande.
Lo cierto es que aun con mucho racaneo, te metiste un viaje de no te menees, de no haber sido así, no hubieras pateado europa no??
Aunque seguramente tampoco era tan necesario racanear tanto. o si?
El racaneo es tu forma de vida y a ratos te metamorfoseas en buitre leonado. ¡Qué le vamos a hacer! Ya tú sabes que yo me paso por el otro lado, pero reconozco que con muchísimo menos se vive igual de bien. Mira, tú con poco dinero te has pateado el continente y yo apenas salgo de la ruta de la plata. Aunque claro, con un 48 se llega rápido a cualquier parte, aunque abordo de unas chanclas.
Mendiguren total sumale las barborras de no afeitarte!!jajaj,creo que esa racaneria no la puedes superar... a partir de ese viaje adelgazaste y se te quedo la secuela de la postura del papa en largos trayectos, ya sabes a lo que me refiero jeje.
Fijate si te roban las zapas al comienzo del viaje...encuentra unas de tu numero! (Bueno supongo te hubieras pegado todo el viaje en chanclas :P )
Pues sí, soy un rata aunque está todo un poco dramatizado. Y hay que decir que si no te controlas te puedes gastar un verdadero pastón en un viaje así.
Y sí, un 48, pero es que soy una gran persona y necesito unas plataformas capaces de soportarme. Y las chanclas además me sirven de palas en la playa!!
oye, que eso digo yo, con racanería o no ¡vaya pedazo de viaje te metiste!
tú sí que sabes jeje!
y bueno, no voy a hablar del increíble y asombroso nº de tu pie, sino del cielo abierto que vió aquél que calzando el mismo (tiene que ser la ostia encontrar zapato con ese monumento!) vió un par cerca y gratis ¡ y con teléfono incluído!
enfin majete, que sigas disfrutando, sea como sea
besotes!
Mary :D
jejeje que peripecias! pero es lo que tiene viajar por ahí! las fotos chulísimas, ya las vi cuando vinisteis creo.
en cuanto a lo del pie, doy fe, en la playa jugué a las palas con tus chanclas del 48! y no se juega nada mal!
creo que deberías patentar el método porque vaya viaje! y si además sale económico... yo me lo hago en chanclas si hace falta, aunque las mías no tienen tantas utilidades :P
Uf, debido a mi tamaño, yo podría dormir dentro de tu zapatilla, si el olor lo permite. Bonitos viajes aquellos del inteRail, yo me quedé con las ganas, y tampoco he cruzado muchas fronteras humanas.
No te visto por ningún sitio. je
Besikoss
la gente aburrida de pasta es la que te comenta que egipto es un rollo, porque sólo hay piedras. tú le has sacado todo el jugo al cutre-viaje, y la riqueza en vivencias es siempre engrandecedora(bueno, y calzar un 48 también, of course!)
jaja la ilusión tuya de pequeño, es la misma que la mia XD.
SALU2
Oye, pues ya entonces de lo que no andabas escaso era de buen gusto. ¡Qué fotos más estupendas!
Y reconozco como "la estatua" que yo me paso 4 pueblos gastando, pero tengo la filosofía de que el dinero hay que moverlo y vuelve a ti multiplicado ... y de momento me sirve!!
Saludos!!
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