lunes, 16 de febrero de 2009

Mirando el cielo (dedicado a Matanuska)

Hoy me inspiro en el blog de Matanuska, a quien muchos conocéis, y en concreto en una de sus últimas entradas, a propósito de una imagen impresionante de una supernova, observada tiempo atrás por Tycho Brahe.Y como este señor me ha traído ciertos recuerdos, quiero retrotraerlos ahora, porque como digo, el pasado es en definitiva lo que nos constituye, porque los proyectos y lo futuro son cosa de imaginación, que también es algo muy humano, está claro. Lo importante del pasado está guardado en alguna parte de nuestra cabeza, aunque lo modificamos constantemente sin percibirlo. Sin embargo, en un universo en el que no somos ni una triste miga de pan en un lago, ese lugar en el que el espacio y el tiempo se curvan, la luz y su velocidad parecen ser la única constante. ¿Y qué es la luz? La clase de energía electromagnética radiante perceptible por el ojo humano, dice la Wikipedia. Demasiado complicado. La luz es la clase de energía radiante que nos enseña el pasado con su incesante viajar. Miras al cielo y puedes ver algo que sucedió hace millones de años, aun cuando el tiempo que se nos da es tan breve que no nos basta para comprender esa distancia. Quién sabe cuánto tiempo pasó desde la explosión de la estrella hasta la noche en que Brahe se detuvo a contemplarala, en que vio aquel astro desaparecido miles de años atrás. En el cielo vemos lo que estuvo allí, lo que nos llega de él y no lo que existe. El sol que miramos de reojo es el sol de hace ocho minutos, la luna es la de 1,2 segundos atrás, y hasta cuando nos miramos en el espejo vemos nuestro propio pasado, vemos esa ínfima fracción de segundo que ha tardado la luz en viajar desde el cristal hasta nuestros ojos.
Así que el futuro es cosa de la mente dejada a sí misma, porque con los sentidos, con la vista, lo que hacemos es reconstruir la historia del universo a cada segundo. Y lo que nos enseña esa historia es precisamente, que nos engañamos con lo que vemos y lo que pensamos, porque ese cielo no está ahí ahora (al menos no del modo en que lo veo) y ni siquiera tu cara es la que ves en el espejo. La mente inventa y engaña, mientras los sentidos te muestran la realidad tal cual es. Esta patraña de afirmación olvida que los sentidos y el pensamientos son sólo dos caras de una misma moneda, de un mismo cerebro; que no hay sensación sin pensamiento ni pensamiento sin sensación, que el uno se proyecta sobre el otro. Hubo un señor llamado Aristarco que, con poco más que aplicar el teorema de Pitágoras construyendo un triángulo que unía el sol, la luna y la tierra, esas tres esferas en torno a las cuales hemos organizado el tiempo y la historia, descubrió que el sol debía estar muy muy lejos (a ocho minutos de distancia), por lo que debía ser muchísimo más grande que las otras dos. Y así, lo normal es que los astrsos giren alrededor del sol y no de la tierra, aunque cada uno de nosotros sea el ente más importante del universo entero. Pero el sentido común, lo evidente que nos muestran los sentidos sepultó sus palabras durante muchos cientos de años, e incluso Brahe se resistía a creer a pesar de Copérnico. Pero Aristarco, como transportado por la luz, volvió a hacerse presente, como las estrellas que ahora miramos, pudiendo ver cómo eran en el siglo XVIII, en el XI, o hace ocho mil años. Así que nosotros, que disponemos de tan poco tiempo mientras viajamos a gran velocidad a bordo de esta esfera de agua y tierra, quizá seamos visibles dentro de millones de años, siempre que haya un ojo dispuesto a mirar el pasado.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Umm lo que más me ha gustado es la reflexión final. Me ha gustado ese de pensar que puede que dentro de miles de años alguien pueda ver nuestro presente y mientras, igual, se haga las mismas preguntas que nosotros ahora.

Un saludo!

Logan y Lory dijo...

Estupendo artículo y coincidimos con Moisés, en que resulta gratificante pensar que dentro de millones de años alguien pudiera observarnos y se pregunte que es eso qeu está viendo y de donde procede.

Un saludo.

Anónimo dijo...

joé, nunca me miraré igual en el espejo! no, ahora en serio! nunca me había planteado lo de que te miras en el espejo y es verdad que aunque sea una mísera fracción de segundo, no es la imagen del momento, si no una anterior! que flipada!
me gustan tus entradas de este tipo porque como diría un señor gordo calvo y amarillo; es tanto lo que desconozco de la metafísica! ;)

interpreta-sones dijo...

este aristarco era un artista!!
(dios, hay días en que es mejor no hacer comentarios, ni nada) :P

MATANUSKA dijo...

RETRACK muchas gracias de verdad, me alegro tanto que te hayas acordado de mi.

tienes razón la verdad, pienso igual que moisés quizas en un futuro se hagan las mismas preguntas.

besos y muchas gracias

Conxa dijo...

Muy interesante esto. Y si, supongo que el que venga detrás se cuestionará el pasado, que seremos nosotros.

(una cosa que es eso verde que se ve en tu cabeza en la foto del perfil??)

No lo distingo y me muero de curiosidad jejejej

Conxa dijo...

Por cierto una de las cosas que mas me impresionan es mirar un ojo asi tan de cerca, en seguida me lloran los mios.

Retrack dijo...

Respuesta: lo que hay en mi cabeza es algo así como una rana, parecida a la del tuyo, "batracio" para los amigos, porque ya es como parte de la familia, aunque el pobre tiene roña como para forrar un autobús.

Liz dijo...

Lo que más me gusta de que te pongas meditabundo es que a partir de una imagen, como en este caso, nos lleves a pensar en cosas tan distintas.
Es curioso que lo que vemos, en realidad, ya forme parte del pasado. Interesante.

Que tengas un buen día!

Inma Cañete dijo...

Me ha encantado.

Sibyla dijo...

Como siempre, haciéndonos estrujarnos el "cerebelo"ja,ja,ja

Siempre me ha llamado la atención, el saber que la luz de una estrella que estamos mirando dejó de existir tropecientos años luz...

Nada es lo que parece, y no nos podemos fiar ni de nuestra propia imagen?Siempre habrá el ojo escrutador...

Un abrazo para tí y tu rana:)

La estatua del jardín botánico dijo...

Eres un tío muy raro que escribe cosas muy bonitas. Te miro ahora mismo y no sé a cuántos millones de años luz estás. Eres sorprendente.